¿Y
si fuera en verdad un ave?
No
un ave común
de
alas y silbidos,
sino
de aquellas que brotan en el sentido de los rayos,
de
las que una vez se enredaron en tu falda,
y
se engancharon en los cordones de mis botas
como
semillas de abrojo.
Las
he visto — ¿tú no? —
Parecen
despojos de un viento triste,
aullidos
de sabueso viejo.
Pero
los ojos — los tuyos y los míos— mienten,
porque
ven pixeles muertos
donde la luz es silencio en la pupila.
donde la luz es silencio en la pupila.